Excursiòn a Valle Varaita

El dìa del trabajo se celebra en la mayorìa de paìses del mundo y por eso ese dìa no fuìmos a trabajar, sino que nos fuìmos a la montaña.

Nos acercamos a Valle Varaita, que es un valle por el que transcurre el torrente Varaita, afluente del Po, que nace en los Alpes cocios, al sudoeste de la provincia de Cuneo, casi pegando con el Monviso (3.800 metros) en Francia. Le llaman torrente al Varaita y yo lo llamo rìo, quizàs acostumbrado a llamàrselo también al Manzanares, sin olvidar los versos de Quevedo, que decìan: "Tiéneme del sol la llama tan chupado y tan sorbido, que se me mueren de sed las ranas y los mosquitos"

Fuìmos porque sabìamos que el tiempo nos iba a respetar y porque nos lo recomendò Michele, nuestro hospitalario coordinador en Italia. Agarramos el "pulmino" y nos dirigimos hacia el valle siguiendo las instrucciones impresas de Google Maps.

Tardamos màs en salir de Fossano, que en lo que es llegar a nuestro primer destino. Pero es que a lo que llaman rotonda, nosotros lo llamamos cruce y nos liamos a la primera.

Nuestro primer destino era el principio del valle, la localidad de Brossasco, cuya economìa se basa en la madera. De hecho, el dìa 1, era el ùltimo dìa de la "festa del legno". Suponemos que la fiesta consistirìa en distintos eventos culturales y lùdicos, pero nostros a las once de la mañana llegamos sòlo a la feria de artesanìa de la madera.

La verdad es que lo que es artesanìa de la madera vimos bastante al principio del mercadillo, pero lo que vimos màs eran puestos dedicados a la gastronomìa. Todo eran productos tìpicos, elaborados artesanalmente.

Todo tenìa una pinta buenìsima. En esta foto podemos ver a Carlos y a los chicos deleitàndose con las curiosidades que habìa.

Y en esta foto se ve a los chicos posando con un coche de exposiciòn. La foto se hizo con el miedo de que nos abrocaran, como el carabinieri del dìa anterior, por eso salimos corriendo al terminar.

Acto seguido nos destinamos al valle medio del Varaita, a la localidad de Bellino, que es un municipio (comune) que cuenta con numerosas aldeas (frazione) y que se encuentra a unos mil ochocientos metros. En realidad estaban todas las aldeas vacìas y sòlo encontramos gente arriba del todo, donde hay unas rutas en las que se hace esquì de montaña.

El paisaje alpino, como se puede ver, es espectacular.

Y por la zona nos pasamos un ratito agradable haciéndonos fotos...

y tiràndonos bolazos de nieve.

Y aquì se ve a Raùl y a Bogdan (Andrés para los italianos).

Aquì a Leo, que su flow le hace lucir de igual manera en los Alpes que en Vallecas.

Y aquì los cuatro hombres de Ciudad de los Muchachos, jugàndose una caìda al torrente. Pero Leo no cambia el posado, de hecho creo que era una imagen de carltòn.

Y aquì los viejos del lugar.

Ya con un poco de hambre fuìmos a conseguir el ùltimo objetivo marcado por Michele, que era el Colle dell'Agnello, en el municipio de Pontechianale. Un lugar repleto también de distintas aldeas a medida que ìbamos subiendo con la furgoneta. Nos prometieron que verìamos multitud de animales salvajes, como cabras montesas, gamuzas, àguilas, o hasta lobos, pero lo ùnico que vimos fueron muchas marmotas, que viven en las faldas de las laderas pegadas a la carretera, donde hacen sus madrigueras para vivir. Pero como nunca habìamos visto marmotas de las de verdad, con eso nos conformamos.

Al llegar, el acceso por carretera al Colle estaba cortado, por eso paramos en la ùltima aldea y decidimos comer los bocatas que tenìamos preparados.

Aquì vemos a Leo con Nerea practicando algùn tipo de baile.

Y aquì Nerea con sus gafas a lo "cobretti".

En esta foto aprovechò Leo para enseñarme a posar a la ùltima en las fotos.

Pero sòlo me salìa lo de hacer los cuernos y gritar "larga vida al rock and roll".

Aquì Raùl se rìe de la escena.

Supusimos que para ver el Coll dell'Agnello habìa que andar para arriba y con el calzado que llevàbamos y los cuatro bocadillos que algunos se metieron entre pecho y espalda, dijimos que ya si eso otro dìa.

Bajamos con el pulmino al nucleo principal de Pontechianale a ver el lago del Castillo, pero vimos un pantano, formado por un dique, y el castillo, no. Debe de ser que aquì llaman pantanos a los lagos, igual que rotondas a los cruces.

Podéis ver el "lago" en estas fotos.

Y a los chicos encima del dique.

Y a nuestro "caro" Leo posando de la mejor manera con el año de construcciòn del dique.

Luego, seguimos bajando del colle para volver a casa. Amenazamos a los chicos con pararnos en cada uno de los pueblos que viéramos y casi se arma un motìn en la furgoneta. Paramos en Casteldelfino, que es un pueblo bastante bonito, desierto como el resto, pero muy tradicional.

En esta foto podemos ver otra iglesia con la portada decorada con pinturas. Se ve que es un recurso barato para ahorrar en decoraciòn escultòrica.

Aquì el campanario de la iglesia.

Y aquì una bonita foto con el nombre del pueblo detràs.

En esta foto Bogdan y Jesùs estàn practicando un ejercicio de alta dificultad para el baile del 14 de mayo en el gimnasio del colegio.

Y aquì estoy yo practicando también, pero parece que no queda igual de estético.

Y por fin llegamos al "museo en plein air" de Casteldelfino. Por qué decimos "por fin", porque Carlos y yo vimos por la carretera y en el mismo pueblo màs de cincuenta carteles, los veinticinco finales en los ùltimos doscientos metros, anunciando el museo. Creìamos que verìamos algo a la altura del Louvre o el Prado, pero era sòlo una plaza con un tejadillo en la que se ensalzaba a los "santi del popolo". La cosa no estaba mal, pero no era tanto para toda la cartelerìa que la anunciaba.

Estaba dedicada a los santos del pueblo, porque en la zona del Piamonte, en el siglo XIX, surgieron muchas personas cuyas vidas fueron ejemplo cristiano y, por ello, subidas a los altares, como nuestros queridos Juan Bosco y Domingo Savio, cuya estatua estaba en el museo y con la que los chicos se hicieron una foto.

En esta podemos ver a Leo (còmo no) y a Raùl con el recién canonizado Juan Pablo II.

Y en esta a Raùl y a las chicas con San Miguel Arcàngel.

En esta se puede ver la disposiciòn de la plaza-museo.

Una instantànea para el recuerdo.

Y esto es còmo se quedò la cosa después del esfuerzo del salto. Nerea estaba derrotada.

Y para terminar nos fuimos al ùltimo pueblo que visitamos, Villafalletto, donde habìa unas ruìnas de un castillo del siglo XII, que nos sirvieron para reposar a sus pies.

Y asì terminò nuestro viaje.